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Mostrando entradas de enero, 2007

La brecha se seguia reduciendo.

Hacía el año 1995, Rodolfo Terragno se convertía en el Presidente de la Unión Cívica Radical y yo hacía realidad mi sueño. Conseguía que Internet fuera mi trabajo, haciéndome cargo del “Gabinete de Computación” de la histórica casa radical, con presupuesto para modernizar las “Spectrum” con 10 años de vida que todavía habitaban, en la era de la PC, en el lugar. A través del correo electrónico, que ya funcionaba sobre Windows y sobre Outlook, me puse en contacto con MIT y con un estudiante, Mark Bonchek, que estaba escribiendo su tesis doctoral “Grassroots in Cyberspace”, la utilización de Internet para la acción ciudadana. El equipo de informática tomó esa tesis como modelo y la aplicó para montar en Internet la presencia de uno de los partidos políticos más antiguos de Latinoamérica. ¡Qué lío se armó! ¡Cuántas resistencias! Al poco tiempo, quienes más alejados estaban de los centros de información y por lo tanto de poder, vieron con claridad la utilidad de contar con información en ti

Mi carrera laboral.

Mi primer trabajo fue como profesor de tenis a los 17 años, a fines de los ´80. En aquel tiempo Internet estaba en pañales y tenía un uso exclusivamente académico. Era el comienzo de la era digital y tuve en mi casa varias computadoras. Commodore 64, Spectrum, Texas Instruments y Apple II. En ellas programaba y, por supuesto, jugaba. Existía una gran brecha entre mi trabajo y las redes telemáticas, pero todas mis lecturas personales de aquella época (especialemente Alvin Toffler) marcaban con claridad que la tendencia era a que esa brecha se fuera reduciendo. Recuerdo una propaganda de Apple, que tenía pegada como poster en mi cuarto de adolescente, que era la foto de un estante de biblioteca, en donde se mostraban ordenadamente las solapas de distintos libros íconos del pensamiento marxista, entre otros “El Capital” de Marx y “El libro Rojo” de Mao. Al final de ellos, como parte de la colección estaba la primer Apple Macintosh. El afiche decía: “Ya era hora de que un capitalista com