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Mostrando entradas de abril, 2009

El héroe que Argentina necesitaba.

Mi padre me contó que la única vez en su vida que vió llorar a mi abuelo Pío, fue en una cena familiar cuando Yrigoyen fue derrocado. Aquellas lágrimas, el golpe de Estado del ´30 y sus consecuencias, signaron la vida de mi viejo y su generación. Rupturas institucionales, personajes sombríos que declaraban en cada asonada su intención de emprender una falsa refundación de un país adulterado, líderes mesiánicos que bañaron de temor, autoritarismo y hambre a varias generaciones de argentinos. En 1982 yo tenía 14 años. A pesar del contexto dictatorial, la política se colaba sistemáticamente en mi casa, como tema central de los almuerzos familiares de los domingos. No estuve en la Federación de Box en julio, ni tampoco en el Luna Park en diciembre de aquel año; pero mi viejo me llevó a todos los actos multitudinarios que vinieron después, durante esa inolvidable campaña de Alfonsín. Lo hacía con recelo, con el temor visible de mi familia; aún regía una dictadura militar y yo recién