Amado Hijo,
La verdad no existe. JAMAS, NUNCA, alguien tiene la razón.
Prefiero decirtelo así, sin vueltas, aunque sé que es duro asumirlo.
Pero a todos nos llega la hora tarde o temprano.
Se, confío en vos plenamente, que estás preparado para esta revelación.
Y no va ser fácil.
Porque todo tambaleará. Todas las certezas, todas las seguridades, todas las respuestas.
Y quienes considerabas enemigos, quienes son distintos, quienes actúan de otro modo, tendrán otra relevancia.
Simplemente, pensarán de otra manera, sentirán de otra forma, elegirán otra camino para vivir.
Quienes considerabas amigos, adquirirán otra dimensión, algunos para acercarse, otros para estar más lejos de tu propia elección.
Vivir, amado Hijo, no es aplicar todos los días una verdad revelada, una receta de lo bueno y lo malo. No hay un camino escrito para ir al cielo.
Vivir es buscar todos los días la verdad.
Es un juego un poco raro. Se juega sabiendo que no tiene solución.
Al mismo tiempo es maravilloso, si aprendés a disfrutarlo.
La regla de oro de un juego sin solución, es que no se puede jugar a ganar.
El éxito y el fracaso, amado Hijo, son dos impostores, no les creas nunca, jamás.
Saber jugar este juego es disfrutarlo. Todos los días, en las cosas importantes.
Tener un MP3 nuevo es divertido.
Disfrutar de una caricia, una historia con amigos, una mirada cómplice, un guiño de ojos, un pequeño avance personal, es importante, es ser feliz.
Asumir que la verdad no existe, implica un ejercicio de modestia.
NUNCA tendrás la verdad por lo tanto, siempre tendrás que valorar la opinión de los otros. Aunque no estes de acuerdo. Aunque digan algo en contra de nuestras creencias, de nuestros gustos, de nuestra forma de ser.
Quienes aprenden a valorar en serio a quienes piensan distinto, ganan algo importantísimo: disfrutar de la experiencia del resto. Que te hace muy feliz.
Por último, lo más difícil.
Vivir es buscar la verdad definitiva, que nunca será encontrada.
Encontrarás durante tu vida personajes oscuros que, con soberbia, creerán que han encontrado la verdad y por lo tanto, han dejado de buscarla.
Son aquellos que tendrán respuesta para todo.
De estos, Hijo mío, hay que cuidarse.
Intentarán regular tu vida privada, tu vida pública. Desearán imponer su verdad al resto.
Finalmente encontrarás los desanimados, personajes que se cansaron del juego, que han decidido no buscar más.
Quienes creen que tienen la verdad y quienes se cansaron de buscarla, dejaron de jugar.
Han dejado de vivir.
Su corazón late aún, pero están muertos.
Creo, amado Hijo, que lo único importante de nuestro paso por este planeta es jugar el juego de la vida y disfrutarlo.
Que todo lo material nos distrae y nos confunde.
Que lo más importante es disfrutar del milagro incomprensible de existir, de ser, de amar, de gozar, de realizar, de progresar.
Te quiero mucho y, aunque vos sabés muy bien que no confío en Dios, me considero infinitamente afortunado por tener la oportunidad de poder jugar este juego con vos, en el mismo equipo.
Me hace muy feliz poder comunicarnos en esta situación, donde entiendo estás encontrándote con vos mismos tal cual sos, sin ningún disfraz artificial, sin celular, sin reloj.
Te quiero mucho, jugá bonito, realizate íntegramente como ser humano.
Te deseo felicidad.
La verdad no existe. JAMAS, NUNCA, alguien tiene la razón.
Prefiero decirtelo así, sin vueltas, aunque sé que es duro asumirlo.
Pero a todos nos llega la hora tarde o temprano.
Se, confío en vos plenamente, que estás preparado para esta revelación.
Y no va ser fácil.
Porque todo tambaleará. Todas las certezas, todas las seguridades, todas las respuestas.
Y quienes considerabas enemigos, quienes son distintos, quienes actúan de otro modo, tendrán otra relevancia.
Simplemente, pensarán de otra manera, sentirán de otra forma, elegirán otra camino para vivir.
Quienes considerabas amigos, adquirirán otra dimensión, algunos para acercarse, otros para estar más lejos de tu propia elección.
Vivir, amado Hijo, no es aplicar todos los días una verdad revelada, una receta de lo bueno y lo malo. No hay un camino escrito para ir al cielo.
Vivir es buscar todos los días la verdad.
Es un juego un poco raro. Se juega sabiendo que no tiene solución.
Al mismo tiempo es maravilloso, si aprendés a disfrutarlo.
La regla de oro de un juego sin solución, es que no se puede jugar a ganar.
El éxito y el fracaso, amado Hijo, son dos impostores, no les creas nunca, jamás.
Saber jugar este juego es disfrutarlo. Todos los días, en las cosas importantes.
Tener un MP3 nuevo es divertido.
Disfrutar de una caricia, una historia con amigos, una mirada cómplice, un guiño de ojos, un pequeño avance personal, es importante, es ser feliz.
Asumir que la verdad no existe, implica un ejercicio de modestia.
NUNCA tendrás la verdad por lo tanto, siempre tendrás que valorar la opinión de los otros. Aunque no estes de acuerdo. Aunque digan algo en contra de nuestras creencias, de nuestros gustos, de nuestra forma de ser.
Quienes aprenden a valorar en serio a quienes piensan distinto, ganan algo importantísimo: disfrutar de la experiencia del resto. Que te hace muy feliz.
Por último, lo más difícil.
Vivir es buscar la verdad definitiva, que nunca será encontrada.
Encontrarás durante tu vida personajes oscuros que, con soberbia, creerán que han encontrado la verdad y por lo tanto, han dejado de buscarla.
Son aquellos que tendrán respuesta para todo.
De estos, Hijo mío, hay que cuidarse.
Intentarán regular tu vida privada, tu vida pública. Desearán imponer su verdad al resto.
Finalmente encontrarás los desanimados, personajes que se cansaron del juego, que han decidido no buscar más.
Quienes creen que tienen la verdad y quienes se cansaron de buscarla, dejaron de jugar.
Han dejado de vivir.
Su corazón late aún, pero están muertos.
Creo, amado Hijo, que lo único importante de nuestro paso por este planeta es jugar el juego de la vida y disfrutarlo.
Que todo lo material nos distrae y nos confunde.
Que lo más importante es disfrutar del milagro incomprensible de existir, de ser, de amar, de gozar, de realizar, de progresar.
Te quiero mucho y, aunque vos sabés muy bien que no confío en Dios, me considero infinitamente afortunado por tener la oportunidad de poder jugar este juego con vos, en el mismo equipo.
Me hace muy feliz poder comunicarnos en esta situación, donde entiendo estás encontrándote con vos mismos tal cual sos, sin ningún disfraz artificial, sin celular, sin reloj.
Te quiero mucho, jugá bonito, realizate íntegramente como ser humano.
Te deseo felicidad.
Comentarios
Publicar un comentario