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La distorsión de los precios relativos en nuestra económia I

Usualmente se denomina precio al valor monetario asignado a un bien o servicio.
La forma en que se determina el precio de un bien o un servicio, las mercancías, ha sido, a lo largo de la historia del pensamiento de la humanidad, motivo de controversias y ha dado origen a distintas teorías económicas, filosóficas y políticas.
Los precios de las mercancías definen que proporción del ingreso de una sociedad se apropian los distintos actores de un proceso económico, nacional o internacional, y por lo tanto la riqueza disponible para cada uno de ellos para consumir o ahorrar y las decisiones de inversión.
La economía clásica, entendiendo por ella a la producción científica que giró alrededor de Adam Smith, David Ricardo y Carlos Marx, basó todo su desarrollo en la definición de la teoría del valor trabajo.
Fue Adam Smith, en su trabajo “La Riqueza de las Naciones” quien acotó las fuentes del valor de un bien o servicio, al trabajo, al esfuerzo que había demandado su producción. Fue el primero en enunciar la “teoría objetiva del valor”.
Decía Adam Smith que, desde el punto de vista económico, “Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del trabajo, es solo una pequeña parte de las mismas la que se puede procurar con el esfuerzo personal. La mayor parte de las mismas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir. En consecuencia el valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y que no piense usarlo o consumirlo, sino cambiarlo por otros, es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir o de que pueda disponer por mediación suya. El trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase de bienes.”
El precio monetario de los bienes según Smith, puede coincidir o no con el valor real de los mismos, de acuerdo a las fuerzas del mercado, a la relación entre la oferta y la demanda de un bien o servicio en un determinado momento. Fluctúa alrededor del valor.
En el largo plazo el valor y el precio de un bien tenderán a coincidir.
La división del trabajo, la especialización de los hombres en la producción de determinadas mercancías, tiene como objeto la creación de un excedente creciente de bienes y servicios con la finalidad de intercambiarlos en el mercado por otros bienes y satisfacer de esta manera sus deseos y necesidades.


Fue esta idea, la que llevó a David Ricardo a expresar el concepto de Ventaja Comparativa, según la cual una economía debería especializarse en la producción de aquellos bienes o servicios en los cuales, a partir de una dotación natural de recursos productivos, requirieran un esfuerzo o una cantidad de trabajo involucrada en su producción, menor a las de otras economías. Si todas las naciones se especializaran, la riqueza disponible para todo el mundo sería mayor. Todos ganarían. El valor de los bienes y servicios, decía Ricardo, es un valor social, que refleja el estado del arte productivo en un determinado momento en una sociedad.
El valor de los bienes o servicios, se expresa en dinero o en términos monetarios. Esta primera función del dinero, permitió a la humanidad salir del trueque, brindando dinamismo y flexibilidad a las distintas organizaciones económicas.
Fue Carlos Marx quien terminó de dar brillo a la teoría objetiva del valor iniciada por Smith.
A partir de la tajante diferenciación entre valor y precio, Marx construyó su teoría económica que sirvió de base para tantos programas políticos durante los siglos XIX y XX.
Los precios se fijan en dinero y la diferencia entre su valor real y precio dan lugar al excedente que se apropian quienes poseen el capital produciendo acumulaciones de riquezas irracionales y la distribución inequitativa del ingreso.
La economía neoclásica cambió este paradigma.
Si los clásicos sostenían que el trabajo, social o individual, era el patrón objetivo de valor de un bien o servicio, los neoclásicos introdujeron la noción de la subjetividad del valor.
El precio de los bienes se fija en mercados perfectos, es decir con información completa, de acuerdo a curvas de demanda y oferta, donde la demanda surge de la sumatoria de necesidades y gustos de cada consumidor individual, donde los elementos subjetivos constituyen el espacio de libertad último de cada persona. La cantidad de trabajo que incluye cada bien, no forma parte del análisis.

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