La crisis económica argentina es culpa de la mala política económica del gobierno, de su autoritarismo político y discrecionalidad.
Nuestra crisis económica NO empezó con el shock externo.
Los problemas empezaron mucho antes de las hipotecas impagas en Estados Unidos, de sus derivados financieros y la caída de Lehman Brothers.
El desequilibrado crecimiento económico del país se estaba ralentizando por la aceleración de la tasa de inflación, que llegó en 2008 a tasas del 30% anual, aunque no le guste a Moreno y al Indec.
En marzo de 2008, producto de la decisión política del gobierno de intentar modificar de manera autoritaria el régimen de retenciones agropecuarias, el Producto Bruto Interno dejó de crecer, aunque no le guste a Moreno y al Indec.
El estancamiento junto a la inflación, fue el marco en cual llegó llegó la crisis financiera internacional.
Este shock hizo evidente otro error de política económica K: la falta de previsión en los momentos de bonanza y el aislamiento de los mercados internacionales de crédito.
Si se hubiera constituído un fondo anticíclico en el momento de auge de nuestra economía, hoy tendríamos dinero para hacer política fiscal expansiva.
Si Argentina no hubiera optado por la plata de Chávez, hoy podríamos acceder al crédito internacional, público y privado, para fortalecer nuestra economía.
Argentina estaría "desacoplada" - recordar el argumento de Cristina cuando empezaron los problemas en el mundo- de la crisis internacional.
Estaríamos en la situación de China que, a pesar del contexto global, fortalece su mercado interno y crecerá en 2009 a tasas cercanas al 10%.
Al carecer de instrumentos para afrontar los nuevos problemas, la economía argentina pasó del estancamiento, a la caída.
La tasa de inflación, si bien se desacelera producto de la debilidad de la demanda agregada, sigue en niveles de 15% anual.
Dentro de ese "promedio" de toda la economía, los alimentos, la salud, la educación, el gas, la luz, los servicios públicos - los bienes básicos que a los que debe acceder cualquier familia - aumentan más que el resto de la canasta, deteriorando las condiciones de vida de los ciudadanos. El problema empeora.
A dos años del gobierno de Cristina, a seis de gobierno del matrimonio Kirchner, el saldo es recesión con inflación.
El gobierno utiliza como excusa la crisis internacional, para justificar sus errores de históricos de política económica y su autoritarismo político.
El restablecimiento de la confianza es el primer paso para salir de la crisis.
Hay que construir previsibilidad, para que consumidores en inversores puedan meditar decisiones con tranquilidad, sin incertidumbre.
Para ello es necesario que el gobierno deje de tener poder de discrecionalidad, que pueda hacer cualquier cosa según el estado de ánimo del matrimonio Kirchner.
Es necesario quitarle los superpoderes y la mayoría en el Parlamento Argentino.
Hay que fortalecer a la oposición, hay que votar más diputados serios, ponerle freno a los transfugas que el día siguiente a la elección se cambiarán de bando.
La condición necesaria para salir de esta crisis es que el sistema político deje de ser la interna peronista.
Si el peronismo B hace una buena elección, si existe un "empate técnico" entre los dos peronismos, aumentará la incertidumbre.
Los argentinos hemos vivido trágicamente en el pasado las consecuencias de las luchas intestinas del peronismo luchando por el poder.
Si existe una posibilidad de que la Presidente no termine su mandato, está relacionada con la interna peronista y no con el triunfo de los ciudadanos expresados en el Acuerdo Cívico.
La mayoría parlamentaria del acuerdo cívico significará un límite al poder autoritario del gobierno, un límite al peronismo B en su movimiento transfuga hacia la oposición.
Lejos del caos, el triunfo del Acuerdo Cívico, será el inicio la recuperación económica argentina.
Nuestra crisis económica NO empezó con el shock externo.
Los problemas empezaron mucho antes de las hipotecas impagas en Estados Unidos, de sus derivados financieros y la caída de Lehman Brothers.
El desequilibrado crecimiento económico del país se estaba ralentizando por la aceleración de la tasa de inflación, que llegó en 2008 a tasas del 30% anual, aunque no le guste a Moreno y al Indec.
En marzo de 2008, producto de la decisión política del gobierno de intentar modificar de manera autoritaria el régimen de retenciones agropecuarias, el Producto Bruto Interno dejó de crecer, aunque no le guste a Moreno y al Indec.
El estancamiento junto a la inflación, fue el marco en cual llegó llegó la crisis financiera internacional.
Este shock hizo evidente otro error de política económica K: la falta de previsión en los momentos de bonanza y el aislamiento de los mercados internacionales de crédito.
Si se hubiera constituído un fondo anticíclico en el momento de auge de nuestra economía, hoy tendríamos dinero para hacer política fiscal expansiva.
Si Argentina no hubiera optado por la plata de Chávez, hoy podríamos acceder al crédito internacional, público y privado, para fortalecer nuestra economía.
Argentina estaría "desacoplada" - recordar el argumento de Cristina cuando empezaron los problemas en el mundo- de la crisis internacional.
Estaríamos en la situación de China que, a pesar del contexto global, fortalece su mercado interno y crecerá en 2009 a tasas cercanas al 10%.
Al carecer de instrumentos para afrontar los nuevos problemas, la economía argentina pasó del estancamiento, a la caída.
La tasa de inflación, si bien se desacelera producto de la debilidad de la demanda agregada, sigue en niveles de 15% anual.
Dentro de ese "promedio" de toda la economía, los alimentos, la salud, la educación, el gas, la luz, los servicios públicos - los bienes básicos que a los que debe acceder cualquier familia - aumentan más que el resto de la canasta, deteriorando las condiciones de vida de los ciudadanos. El problema empeora.
A dos años del gobierno de Cristina, a seis de gobierno del matrimonio Kirchner, el saldo es recesión con inflación.
El gobierno utiliza como excusa la crisis internacional, para justificar sus errores de históricos de política económica y su autoritarismo político.
El restablecimiento de la confianza es el primer paso para salir de la crisis.
Hay que construir previsibilidad, para que consumidores en inversores puedan meditar decisiones con tranquilidad, sin incertidumbre.
Para ello es necesario que el gobierno deje de tener poder de discrecionalidad, que pueda hacer cualquier cosa según el estado de ánimo del matrimonio Kirchner.
Es necesario quitarle los superpoderes y la mayoría en el Parlamento Argentino.
Hay que fortalecer a la oposición, hay que votar más diputados serios, ponerle freno a los transfugas que el día siguiente a la elección se cambiarán de bando.
La condición necesaria para salir de esta crisis es que el sistema político deje de ser la interna peronista.
Si el peronismo B hace una buena elección, si existe un "empate técnico" entre los dos peronismos, aumentará la incertidumbre.
Los argentinos hemos vivido trágicamente en el pasado las consecuencias de las luchas intestinas del peronismo luchando por el poder.
Si existe una posibilidad de que la Presidente no termine su mandato, está relacionada con la interna peronista y no con el triunfo de los ciudadanos expresados en el Acuerdo Cívico.
La mayoría parlamentaria del acuerdo cívico significará un límite al poder autoritario del gobierno, un límite al peronismo B en su movimiento transfuga hacia la oposición.
Lejos del caos, el triunfo del Acuerdo Cívico, será el inicio la recuperación económica argentina.
Buen día Gonzalo! Te contacto por este medio porque no encontré tu e-mail. Estoy realizando entrevistas para mi tesis vinculada a las campañas políticas 2.0 y Lucas Lanza me recomendó que hablara con vos. Te dejo mi e-mail para ponernos en contacto:
ResponderEliminarvdpousada@yahoo.com.ar
VERONICA DOMINGUEZ
15-3109-9376
Gracias!
MI querido, como no estoy habilitadoa a hablar de cuestiones económicas, me reservo para la que, tal vez injustamente, tengo alguna cosa para decir. Que bueno hubiera sido llegar hasta acá con el instrumento político que mencionás en la nota. Estaba en ese momento y lo está ahora, que el problema es político y que la mayor responsabilidad es dela oposición. Las irresponsabilidades compartidas, con sus más y sus menos, debilitaron una opción reformista, honesta, moderna y moderadamente audaz. Lo que queda hoy son pequeños pedacitos, que a modo de un puzzle desgastado, deberemos armar después del 23.10
ResponderEliminarAbrazo