Revista Convergencia, Anuario 2009.
Entrevista al presidente de Servicio Satelital, Gonzalo Berra.
Servicio Satelital cerrará 2009 con un aumento de sus ingresos superior al 80%. Gonzalo Berra, presidente de la empresa explica a qué se debe la expansión, el papel de Arsat en la industria local, la evolución de la industria satelital en el país y las cuestiones regulatorias pendientes que impiden que la empresa se diversifique. Como uno de los pocos empresarios locales que da su mirada política de la tecnología, define, a raíz de la sanción de la ley de medios, el rol que deberían cumplir el Estado, la telco y Clarín para el despegue del país.
-¿Cómo se entiende que hayan crecido tanto pese a la crisis?
-Porque la industria satelital es fuertemente anticíclica y por nuestra posición en el mercado. Pudimos crecer, de $ 6 millones en 2008 a unos $11 millones que estimamos para fin de año, debido a que cuando las empresas de telecomunicaciones enfrían la inversión prefieren no desplegar infraestructura y contratar servicios de rápido despliegue como el nuestro.
-¿Le venden a todas las telcos? ¿Que porcentaje de sus ingresos le proporcionan?
Nuestra estrategia comercial incluye ser proveedores de todas las Telcos. Entiendo que en este segmento competimos con Telespazio, que tiene una alianza con Telecom.
Nuestra cartera está dividida aproximadamente en partes iguales entre carriers y clientes finales.
-¿Cuál es el servicio en que el satélite es insustituible?
-Hay nichos en que va a ser raro que lo suplanten. Como los ATM (cajeros automáticos), donde las transacciones son pequeñas, es competitivo con la fibra óptica. Lo mismo ocurre con juegos, como las terminales de lotería. En zonas aisladas, donde operan las petroleras, y en redes cerradas que requieren una gran seguridad, el satélite es imbatible.
-¿Para distribuir Internet no dan las cuentas?
-Sólo en forma aislada para usuarios de alto poder adquisitivo. Tener un enlace de 128/256Kbps cuesta unos US$300 al mes. Ahí debería intervenir el Estado con subsidios del fondo del servicio universal. Lo hacen países centrales como Estados Unidos y Canadá para garantizar el mismo costo de acceso a toda la población.
-Destacó antes el posicionamiento en el mercado de su empresa. ¿A qué se refiere?
-Le compramos la empresa a Gilat en 2004 y fuimos acumulando capas geológicas de tecnologías que nos permite utilizar la más apta en cada caso. Hasta 512 Kbps utilizamos Skystar, la variante con la que empezamos. En 2007 compramos Skyedge, que llega hasta 2Mbps. Y ahora tenemos Skyedge 2, que alcanza los 16Mbps.
-¿Cómo los ubica esa flexibilidad en términos de market share?
-Creo que somos segundos, detrás de las telcos, porque este año crecimos de 1500 a 2500 antenas instaladas.
-¿Lo hacen con personal propio o lo tercerizan?
-Depende del lugar. Somos una empresa pequeña, de 25 empleados.
-¿Cómo superaron la salida de servicio del Nahuel?
-En 2008 el objetivo fue sobrevivir. Ahora estamos operando con el AMC6 a través de Arsat, que tiene una pisada no tan pareja en todo el territorio como el Nahuel, pero se parece bastante. Es otra ventaja que tenemos. Las compañías que operan con otro satélite, con una orientación menos adecuada, deben a levantar la altura de las antenas. Además, la existencia de la compañía satelital nacional juega un papel muy importante, porque negocia los precios de ancha de banda por volúmenes que nosotros por nuestra cuenta no conseguiríamos. Yo no soy nadie frente al AMC6.
-¿Qué ancho de banda tienen contratado y cuánto lo pagan?
-40Mbps y está entre US$4.000 y US$5.000 mensual el Mbps.
-¿Qué esperan para 2010?
-A la economía del país le va a ir mejor. Nosotros vamos a crecer entre 30 y 40%, poniéndole el esfuerzo a lograr la mayor eficiencia a lo que tenemos instalado. Este año invertimos US$1,5 millones entre hubs y antenas.
-¿Qué regulaciones considera impostergables?
-En particular para nuestro sector la tasa radioeléctrica, US$ 10 por antena, no se adecua a los cambios tecnológicos. Porque con el surgimiento de los servicios por demanda ya no se facturan US$5.000 mensuales por cada una sino US$300 en promedio. Una tasa pensada para gravar con el 0,2% ahora es del 3,3%.
-Y en general para las telecomunicaciones ¿qué es urgente?
-Como dije falta un proyecto completo. La Comisión Nacional de Comunicaciones y la Secretaría de Comunicaciones son muy lentas para cualquier decisión. La compra nunca resuelta de Velocom por Nextel es el ejemplo más claro (ver entrevista página xx). Pero hay cuestiones puntuales, como el CPP (Calling Party Pays), que sigue subsidiando a las móviles ya no tiene sentido. En larga distancia hay que reformular las tarifas. Los precios para comunicarse de una punta a otra del país no guardan relación con los costos. Deberían bajar. A mí me encantaría entrar al negocio de la telefonía IP, pero sin desagregación del lazo de abonado es imposible.
-¿No pueden agregar más valor a los servicios que ya prestan?
-Tenemos algunos desarrollos para industrias específicas, como la petrolera. Pero no es fácil extenderlo a otras industrias por falta de masividad. Servicio Satelital, segunda por volumen en el país tiene 2.500 antenas, no un millón. En el país habrá unos 500 decisores de compras, no más. Es un problemas demográfico.
Clarín embajador de la cultura argentina
-¿La aplicación de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual los beneficiará?
-Todo lo que sea transporte lo podemos dar. En general la ley es un gran avance, salvo cuestiones como la composición de la autoridad de aplicación. También es un error no haber resuelto al mismo tiempo la
parte de telecomunicaciones, porque hoy son cuestiones integradas.
-Estaba, pero el oficialismo la debió sacar porque de lo contrario no lograban los votos suficientes para aprobarla.
-Más allá de eso. Las privatizaciones de los 90 se pueden criticar pero el teléfono que era un lujo pasó a estar disponible para todos. Luego, Aguiar (Henoch, secretario de Comunicaciones durante la gestión presidencial de Fernando de la Rúa) le puso rock and roll al mercado al introducirle competencia. Fue allí cuando aparecieron una cantidad de emprendimientos novedosos. Luego, lo único que se hizo fue atender demandas puntuales sin una estrategia para el desarrollo. Hoy puedo escuchar el partido desde el móvil conectado a Internet como antes lo hacía con una radio portátil. Eso demuestra que son un mismo mundo.
-¿Cree que el despliegue de Telefónica, por no hablar de Telecom que está en transición, se adecua a las necesidades del país?
-A Telefónica habría que plantearle los criterios que le sirven al país. Lo mismo con Clarín, que fue en otros tiempos un activo de la sociedad argentina, un diario mundial, como es El País, de Madrid, hoy. El principal error de Clarín fue desenfocarse de su origen en el que reflejaba la construcción de un país “desarrollado” para pasar a ser una empresa inmersa en el mercado financiero. El principal error del Estado fue no garantizarle la rentabilidad para que no distorsionara su rol. Clarín debió seguir siendo un difusor de la cultura de habla hispana en el mundo con una mirada argentina. Haciendo plata con Tinelli “bailando por un sueño” es lo último para lo que la Argentina necesita a Clarín.
Entrevista al presidente de Servicio Satelital, Gonzalo Berra.
Servicio Satelital cerrará 2009 con un aumento de sus ingresos superior al 80%. Gonzalo Berra, presidente de la empresa explica a qué se debe la expansión, el papel de Arsat en la industria local, la evolución de la industria satelital en el país y las cuestiones regulatorias pendientes que impiden que la empresa se diversifique. Como uno de los pocos empresarios locales que da su mirada política de la tecnología, define, a raíz de la sanción de la ley de medios, el rol que deberían cumplir el Estado, la telco y Clarín para el despegue del país.
-¿Cómo se entiende que hayan crecido tanto pese a la crisis?
-Porque la industria satelital es fuertemente anticíclica y por nuestra posición en el mercado. Pudimos crecer, de $ 6 millones en 2008 a unos $11 millones que estimamos para fin de año, debido a que cuando las empresas de telecomunicaciones enfrían la inversión prefieren no desplegar infraestructura y contratar servicios de rápido despliegue como el nuestro.
-¿Le venden a todas las telcos? ¿Que porcentaje de sus ingresos le proporcionan?
Nuestra estrategia comercial incluye ser proveedores de todas las Telcos. Entiendo que en este segmento competimos con Telespazio, que tiene una alianza con Telecom.
Nuestra cartera está dividida aproximadamente en partes iguales entre carriers y clientes finales.
-¿Cuál es el servicio en que el satélite es insustituible?
-Hay nichos en que va a ser raro que lo suplanten. Como los ATM (cajeros automáticos), donde las transacciones son pequeñas, es competitivo con la fibra óptica. Lo mismo ocurre con juegos, como las terminales de lotería. En zonas aisladas, donde operan las petroleras, y en redes cerradas que requieren una gran seguridad, el satélite es imbatible.
-¿Para distribuir Internet no dan las cuentas?
-Sólo en forma aislada para usuarios de alto poder adquisitivo. Tener un enlace de 128/256Kbps cuesta unos US$300 al mes. Ahí debería intervenir el Estado con subsidios del fondo del servicio universal. Lo hacen países centrales como Estados Unidos y Canadá para garantizar el mismo costo de acceso a toda la población.
-Destacó antes el posicionamiento en el mercado de su empresa. ¿A qué se refiere?
-Le compramos la empresa a Gilat en 2004 y fuimos acumulando capas geológicas de tecnologías que nos permite utilizar la más apta en cada caso. Hasta 512 Kbps utilizamos Skystar, la variante con la que empezamos. En 2007 compramos Skyedge, que llega hasta 2Mbps. Y ahora tenemos Skyedge 2, que alcanza los 16Mbps.
-¿Cómo los ubica esa flexibilidad en términos de market share?
-Creo que somos segundos, detrás de las telcos, porque este año crecimos de 1500 a 2500 antenas instaladas.
-¿Lo hacen con personal propio o lo tercerizan?
-Depende del lugar. Somos una empresa pequeña, de 25 empleados.
-¿Cómo superaron la salida de servicio del Nahuel?
-En 2008 el objetivo fue sobrevivir. Ahora estamos operando con el AMC6 a través de Arsat, que tiene una pisada no tan pareja en todo el territorio como el Nahuel, pero se parece bastante. Es otra ventaja que tenemos. Las compañías que operan con otro satélite, con una orientación menos adecuada, deben a levantar la altura de las antenas. Además, la existencia de la compañía satelital nacional juega un papel muy importante, porque negocia los precios de ancha de banda por volúmenes que nosotros por nuestra cuenta no conseguiríamos. Yo no soy nadie frente al AMC6.
-¿Qué ancho de banda tienen contratado y cuánto lo pagan?
-40Mbps y está entre US$4.000 y US$5.000 mensual el Mbps.
-¿Qué esperan para 2010?
-A la economía del país le va a ir mejor. Nosotros vamos a crecer entre 30 y 40%, poniéndole el esfuerzo a lograr la mayor eficiencia a lo que tenemos instalado. Este año invertimos US$1,5 millones entre hubs y antenas.
-¿Qué regulaciones considera impostergables?
-En particular para nuestro sector la tasa radioeléctrica, US$ 10 por antena, no se adecua a los cambios tecnológicos. Porque con el surgimiento de los servicios por demanda ya no se facturan US$5.000 mensuales por cada una sino US$300 en promedio. Una tasa pensada para gravar con el 0,2% ahora es del 3,3%.
-Y en general para las telecomunicaciones ¿qué es urgente?
-Como dije falta un proyecto completo. La Comisión Nacional de Comunicaciones y la Secretaría de Comunicaciones son muy lentas para cualquier decisión. La compra nunca resuelta de Velocom por Nextel es el ejemplo más claro (ver entrevista página xx). Pero hay cuestiones puntuales, como el CPP (Calling Party Pays), que sigue subsidiando a las móviles ya no tiene sentido. En larga distancia hay que reformular las tarifas. Los precios para comunicarse de una punta a otra del país no guardan relación con los costos. Deberían bajar. A mí me encantaría entrar al negocio de la telefonía IP, pero sin desagregación del lazo de abonado es imposible.
-¿No pueden agregar más valor a los servicios que ya prestan?
-Tenemos algunos desarrollos para industrias específicas, como la petrolera. Pero no es fácil extenderlo a otras industrias por falta de masividad. Servicio Satelital, segunda por volumen en el país tiene 2.500 antenas, no un millón. En el país habrá unos 500 decisores de compras, no más. Es un problemas demográfico.
Clarín embajador de la cultura argentina
-¿La aplicación de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual los beneficiará?
-Todo lo que sea transporte lo podemos dar. En general la ley es un gran avance, salvo cuestiones como la composición de la autoridad de aplicación. También es un error no haber resuelto al mismo tiempo la
parte de telecomunicaciones, porque hoy son cuestiones integradas.
-Estaba, pero el oficialismo la debió sacar porque de lo contrario no lograban los votos suficientes para aprobarla.
-Más allá de eso. Las privatizaciones de los 90 se pueden criticar pero el teléfono que era un lujo pasó a estar disponible para todos. Luego, Aguiar (Henoch, secretario de Comunicaciones durante la gestión presidencial de Fernando de la Rúa) le puso rock and roll al mercado al introducirle competencia. Fue allí cuando aparecieron una cantidad de emprendimientos novedosos. Luego, lo único que se hizo fue atender demandas puntuales sin una estrategia para el desarrollo. Hoy puedo escuchar el partido desde el móvil conectado a Internet como antes lo hacía con una radio portátil. Eso demuestra que son un mismo mundo.
-¿Cree que el despliegue de Telefónica, por no hablar de Telecom que está en transición, se adecua a las necesidades del país?
-A Telefónica habría que plantearle los criterios que le sirven al país. Lo mismo con Clarín, que fue en otros tiempos un activo de la sociedad argentina, un diario mundial, como es El País, de Madrid, hoy. El principal error de Clarín fue desenfocarse de su origen en el que reflejaba la construcción de un país “desarrollado” para pasar a ser una empresa inmersa en el mercado financiero. El principal error del Estado fue no garantizarle la rentabilidad para que no distorsionara su rol. Clarín debió seguir siendo un difusor de la cultura de habla hispana en el mundo con una mirada argentina. Haciendo plata con Tinelli “bailando por un sueño” es lo último para lo que la Argentina necesita a Clarín.
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