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Inspirar, iluminar, hacer entender: Kindle.

21 días atrás, con mucha emoción, recibí por correo mi lector Kindle de Amazon.com.

Aunque la espera resultó menor - solo tres días -, esas 72 horas estuvieron signadas por una profunda angustia tecnológica: ¿Debería haber optado por el Ipad?

Kindle es un lector de libros, para los amantes de la lectura. La tinta electrónica me transmitió toda la sensación del papel. Completa. No extrañé nada.

Entusiasma el costado ecológico, verde, de esta nueva forma de leer. Tiene capacidad para 3.500 obras (la biblioteca de casa tiene unos 2000 volúmenes).

Resulta muy apropiado para moverse, aunque pienso que en el caso que me involucra, el lugar usual del lector estará dentro de mi casa y que solo saldrá de allí cuando viaje.

Tiene una virtud trascendente: conectado a la PC, transforma los brillantes pdf de la pantalla de la PC, en sobrias réplicas de papel, listas para ser disfrutadas. Es muy fácil comprar e-books en Amazon, Kindle está conectado via celular a la red sin costo, pero sorprende la cantidad de obras gratuitas que circulan por la red.

Tuve la oportunidad de bajar la versión digital de dos diarios: Clarin y El País. Ninguna de las dos replicaba la versión en papel. Eran parecidas, pero incompletas. En el caso de El País, pensé en reemplazar suscripción papel por versión electrónica. Además de incompleta, no incluye ninguna imagen (¿copyright?¿Costo de conexión celular?¿Peso de los archivos?). Descartado por ahora. Quise pasar mi suscripción web de WSJ a Kindle: negativo, no está disponible.

Tiene un maravilloso diccionario inglés-inglés (debería agregar el español-español), y un excelente “quoteador”, para resaltar textos y después acceder a todas las marcas. No conseguí aún vincular el lector con perfiles sociales.

Conclusión: vale la pena, es útil, placentero.

Dijo Steve Jobs en alguna presentación que Ipad ocupa un lugar entre el celular y la Netbook o la PC.

Kindle, el de mi mesa de luz.

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