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Preguntas a Terragno. ¿Será candidato a Jefe de Gobierno? ¿Será el tercer radical que se anote en las PASO?





Me une a Rodolfo Terragno un inmenso cariño y respeto. 
Lo conocí cuando, luego de leer "La Argentina del Siglo 21", me convencí de que "La Contradicción Fundamental"  era disfuncional y empobrecía a la democracia argentina.
Recién recibido de economista, tuve el honor de participar junto a otro entrañable amigo y correligionario de ruta, Adrián Ramos, en la preparación de los memorables debates con Cavallo. 
El día del evento, para asistir al piso de TV, me compré un traje. El primero y único que he tenido en toda mi vida. 
Trabajé con Terragno en el Comité Nacional de la UCR, cuando luego de la catástrofe electoral del partido en 1995, fue electo Presidente. Allí nació la CyberUCR y el partido radical se convirtió en la primera organización política de iberoamérica en llegar a la web. 
Terragno nunca ha ocultado su voluntad de ser Presidente de la Nación.
Sin embargo es el candidato radical que mejor mide en las encuestas para ser Jefe de Gobierno de la Ciudad.
Le hice estas preguntas a pedido de Claudio Augugliaro, para la Revista de nuestra Comuna 14, que es la misma Comuna de Terragno. 


Raúl Alfonsín te convocó al gobierno luego de publicar el libro "La Argentina del Siglo 21". En ella anticipabas muchas tendencias globales que hoy son realidad y planteabas una estrategia de desarrollo para el país. ¿Qué oportunidades ha dejado pasar Argentina, qué cosas ha hecho bien?

 - Entre los hechos positivos, señalo: la aprobación de las semillas genéticamente modificadas (que nos permitió convertirnos en potencia sojera justo cuando China irrumpía en el mercado mundial, catapultando los precios); la estabilización monetaria; y la renegociación forzada de la deuda externa.
Sin embargo, hemos perdido mucho tiempo y oportunidades. El mantenimiento del 1 a 1 --más allá del tiempo necesario para superar la inflación-- fue una tragedia. La revaluación del precio de los commodities --que provocó lo que Prebisch podría llamar "la recuperación de los términos de intercambio"-- no ha sido utilizada para financiar la modificación de nuestra estructura productiva: tenemos baja producitividad, insuficiente I&D y, en consecuencia, una creciente falta de competitividad que ya no se compensa con la devaluación de 2002: desde entonces hasta hoy, la inflación se ha comido la ventaja y ahora tenemos un dólar real de 1,50, que si contamos las retenciones (en defintiiva, un sistema de cambio mùltiple) es mucho más bajo. Gran parte de los superávits gemelos que permitió este período ha ido a parar a subsidios que hoy constituyen una bomba de tiempo: o se los elimina provocando un estallido social o se los mantiene provocando una espiral inflacionaria.

Durante el gobierno de Carlos Menem fuiste un férreo opositor al régimen de convertibilidad. En los debates con Cavallo, cuando nadie se animaba a poner en duda el 1 a 1, anticipaste la crisis económica argentina y dijiste explícitamente que Argentina tenía que cambiar de régimen cambiario.
Sin embargo, aunque las encuesta decían que habías ganado los debates, la sociedad argentina no te escuchó. ¿A qué lo adjudicás?

-Había temor a mentar la soga en la casa del ahorcado. Durante el gobierno de Alfonsín el país había sufrido una fuerte inflación que significó, en definitiva, la pérdida del poder. Se suponía que la UCR debía atacar la corrupción menemista pero no podía dar cátedra de estabilidad. Fue un error doble: por un lado, impidió que se advirtiera lo que pasaría si se continuaba con el 1 a 1 (cosa que hizo, desgraciadamente, un gobierno presidido por otro radical: Fernando de la Rúa); pero, por fue injusto con Alfonsín. En los 80 (la famosa década pérdida) toda América Latina sufrió la crisis de la deuda. Además, en esa época (la de la guerra del petróleo y la inundación de petrodólares) hubo una inflación mundial de proporciones: la prime rate llegó a 23,1 puntos. Para un gobierno que recibió el sobreendeudamiento que dejó la dictadura, que sufrió bajos precios internacionales para nuestros productos, y que no podía financiarse sino a tasas altísimas, la inflación era una consecuencia inevitable. Muchos radicales, en vez de comprender esto y asumir la defensa de Alfonsín, desarrollaron un complejo de culpa, creyeron que había que adoptar el 1 a 1 y teriminaron avalando la insensata promesa: "conmigo, un peso, un dólar".


       -¿Cuáles son desde tu punto de vista los desafíos que enfrentará el próximo gobierno?

- Como ya lo he dicho, el primero es desactivar gradualmente, y con el menor daño social posible, la bomba de tiempo de los subsidios. Otro desafìo es lograr un tipo de cambio competitivo. No resultará fácil. Ahora no tenemos el recurso de la devaluación, que con todos los dolores que causó hizo crecer al país a partir de 2002. Después de cuatro años de recesión, había entonces una enorme capacidad instalada ociosa, que impedía el overshooting. Hoy, una devaluación provocaría un alza de precios que anularía los efectos del nuevo tipo de cambio. Hay que operar sobre el dólar real, a través de la política monetaria y fiscal.  Por último, pero no menos importante, está el desafío de provocar, a través de una profunda reforma impositiva, la redistribución del ingreso. Hoy, según el PNUD, la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre es de 9 veces en Alemania, 16 veces en Estados Unidos y 40 veces en la Argentina. Esto clama al cielo.

- Un gran número de dirigentes radicales sostienen que deberías ser el próximo candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ¿cuál es tu posición al respecto?

- Me he preparado, toda la vida, para analizar, identificar las causas y tratar de resolver los problemas nacionales. Creo que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, y que los problemas locales son accesorios a (o, si se prefiere, dependientes de) lo que ocurre en la Naciòn. Por dar un ejemplo:  no se puede mantener esa desigualdad social atroz de la que acabo de hablar y pretender que se puede alcanzar la seguridad ciudadana en Buenos Aires. Por supuesto, hay problemas municipales específicos, pero yo creo que para encararlos se necesitan especialistas en planeamiento y gestión de grandes urbes.

-  La OEA te designó para dirigir el Proyecto "Democracia y Partidos Políticos" que te permitió indagar la crisis de representatividad en Latinoamérica manteniendo diálogos con distintos líderes políticos, económicos, académicos y sociales de la región. ¿Cuáles fueron tus principales conclusiones y cuál es tu visión comparativa de la Democracia Argentina vis a vis la región?

-- Las conclusiones finales están en elaboración y serán presentadas en un gran congreso que se realizará en México durante el mes de octubre. Prefiero no adelantarme, y no me gustaría dar conclusiones personales sobre un trabajo colectivo.

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