Cuando ingresé a la escuela secundaria, en 1982, la dictadura quería un Pellegrini uniformado, con el pelo corto y en silencio.
Para entonces, la represión había hecho su trabajo más sangriento en la Escuela, llevándose la vida de treinta y cuatro adolescentes y dos docentes.
Ya en democracia, quienes desde distintas visiones -cándidas, enternecedoras vistas a la distancia- queríamos expresar nuestras opiniones influyendo en nuestra comunidad educativa, nos encontrábamos a menudo con la herencia del pensamiento autoritario que había copado el sentido común de hombres y mujeres de buenas costumbres: "a la escuela se viene estudiar".
La política tiene lugar cuando dejamos la vida privada, para interactuar con otros seres humanos.
Hacemos política, influimos sobre la sociedad que nos rodea, cada vez que caminamos por la calles, que tomamos un subte, un colectivo, un taxi, cada vez que cedemos el paso en un ascensor, cada vez que saludamos.
La interacción entre individuos nos marca nuestra singularidad, nuestra diferencia y es el origen del pluralismo humano.
El silencio es la violencia, la comunicación con otros es el reconocimiento de la condición humana.
Sin polis para "encontrar la palabra adecuada en el momento oportuno", no hay humanos.
Al día de hoy hay 9.484.280 ciudadanos argentinos enredándose en Facebook. Mas de 500.000 en Twitter.
Interactúan en la polis virtual.
Hacen, sean concientes o no, política.
Las redes sociales son un nuevo espacio de la democracia.
Si hubieran existido cuando yo era un niño, los violentos no hubieran podido imponer su silencio para matar.
Y si en realidad tuvieron que matar para imponer el silencio? Porque necesitaban el silencio para imponer un modelo de exclusion.
ResponderEliminarEstariamos mejor si en una nueva situacion, quienes necesitan del silencio lo logren sin matar? Habria menos muertes directas, de esas que se hacen para silenciar. Pero los procesos de exclusion se instalarian sin siquiera darles batalla a muerte.
Las redes sociales son herramientas utiles contra el silencio? Lo veremos. No estoy seguro, temo que no. Quizas por hijo de la era alfabetica, creo aun en el arma del bar y los libros contra el silencio. Pero puedo estar equivocado.