Ir al contenido principal

Banalidad


La democracia cumple 40 años en diciembre, y la política argentina tampoco discute que salió bien, qué salió mal, qué podemos mejorar.
Cuatro décadas después seguimos esperando soluciones mágicas (Fuerza, Dolarización, Dinamitar) o pensamos en momento refundacionales (El cambio de nuestras vidas). No recuerdo la consigna de Massa (podría ser defendamos la patria). 

Se me ocurre que uno podría contar la historia de la democracia con algo más que recitales de rock gratuitos. Por ejemplo, me resulta evidente que en estas cuatro décadas, ha habido una constante: faltaron dólares. Porque viajamos mucho, porque exportamos poco, porque importamos boludeces. Fue la falta de dólares la que nos llevó a una hiperinflación. Fue la falta de dólares la que nos llevó a endeudarnos para mantener la convertibilidad y la que produjo la crisis del 2001. Fue la abundancia de dólares las que no permitió crecer hasta el 2009 y su escasez la que produjo finalmente la crisis de 2017-2018 . Todavía estamos en esa crisis;se extiende hasta el día de hoy agravada este año por la sequía, en la forma de cepo, restricciones para importar, acuerdos y rupturas con el FMI. 

También se me ocurre que durante estos 40 años probamos distintas versiones de dos recetas económicas generales, una liberal, más a la derecha y otra socialdemócrata, más a la izquierda. Y que esas recetas funcionaron un tiempo y luego dejaron de funcionar mucho más por la falta inmediata de dólares que por las virtudes o defectos de sus versiones.

Por último me resulta evidente, que esas recetas (más de derecha, más de izquierda) no le pertenecen a ningún partido tradicional. Ni los peronistas son de izquierda ni los radicales de derecha. En estos años, ambos han sido de izquierda y de derecha (Menem-Kirchner, Alfonsín-De La Rúa). Qué sentido tiene concebir al otro como el mal, si las ideas suyas fueron las de mi partido hace 10 años. El PRO parece situarse en la derecha coqueteando con la ultra derecha desde siempre. Veremos si sobrevive, veremos si no cambia de idea, veremos.


El PRO puede volver al poder, sin que nadie dentro de JxC haya planteado que rinda cuentas de su primer gobierno fallido, puede volver con más marketing populista y con una estética diferencia entre sus propuestas que no debemos subestimar: hay que hacer todo rápido a pesar de los otros («no importa qué») o hay que comprar a todos porque siempre supimos que billetera mata galán.

Con la transformación de la CC en una mera agencia de empleo para la decena de colaboradores de la candidata a legisladora del Mercosur y la UCR concentrada en coronar gobiernos provinciales -Santa Fé, CABA, PBA, etc-, el partido del esposo de Awada ha hegemonizado otra vez la disputa por el Poder Ejecutivo. Por primera vez sin recurrir a la postal de ojos de cielo. 

Gobernarán, gane quien gane la interna del PRO, no solo son las mismas personas (ministros, banqueros centrales, trop dit-elle), son las mismas ideas: el gasto, la emisión, bajar los impuestos, reforma laboral, dolarización. La receta de siempre con los mismos sospechosos de la última vez.

Dice Esteban Schmidt con gran lucidez: « Pero hoy el PRO ya es parte del inventario de aquello en que se transformó la Argentina: hizo su aporte a la decadencia y va simplemente por su segunda oportunidad, la que tuvo la UCR con De la Rúa, lo cual no es de ninguna manera una predicción sino una bandera colorada de lo increíblemente mal que te puede ir cuando asumís responsabilidades enormes ».


Sin Apple Store en la 9 de julio, Esteban Schmidt, https://estebanschmidt.substack.com


Comentarios

Entradas populares de este blog

La pista de lanzamiento de la montaña rusa neo fascista.

  El 6 de diciembre de 2023 escribí en este blog que el entonces futuro gobierno de Milei era una montaña rusa cuya primer bajada duraría 6 meses, que se cumplieron ayer. Textual: "La inflación se duplicará y en unos meses (2/3) volveremos a la situación inicial de precios relativos con una inflación que probablemente sea de entre 25 y 30 puntos mensuales.“ Eso fue lo que pasó. “Las dos políticas antiinflacionarias mencionadas hasta ahora, son la no emisión y el recorte del gasto público. Sin emitir, es posible que en 2 o 3 meses la cantidad de dinero se divida por dos en términos reales.  O sea, sacaste del mercado la mitad de los pesos. No tengo para mí ningún ajuste monetario tan drástico. Por lo tanto cualquier vaticinio respecto de cómo afectará al nivel de actividad me excede, aunque por sentido común me atrevo a decir que NO será pequeño. Y ahí empieza la política de descenso de la inflación. Por menor actividad. Hace falta mucha recesión o  un período muy largo de...

High School Musical

En Constitución, el barrio en que crecí y fui a la escuela primaria, el colegio privado era el lugar donde los vecinos pagaban para que sus hijos terminaran su educación. Alguien organizaba un comercio que vendía un título, que se pagaba en cuotas. Los alumnos aprendían algo. Los otros chicos íbamos a escuelas parroquiales o del estado. Mi mundo se agrandó mucho en la escuela secundaria . Tomé nota de proyectos educativos modernos, surgidos  como respuesta a la rigidez del sistema estatal, que brindaban una formación menos autoritaria.  En los 90, la educación privada ganó terreno en la mente de los ciudadanos.  El virus del éxito rápido y fácil produjo una pandemia. Los guardapolvos blancos eran el estado, la burocracia, falta de infraestructura, maestras sin vocación que paraban, científicos que tenían que ir a lavar los platos, violencia. El virus producía una fiebre irrefrenable de consumo del primer mundo. A uto importado, casa para la revista Caras, bilingüismo d...

La singular historia de un joven que tenía 20 años en los 70.

Matías Fernandez vivía en Buenos Aires. En 1980 Tenía 30 años y un departamento de 2 ambientes en Barrio Norte de su propiedad. Su único capital. En ese momento lo vendió en cien mil dólares. Guardó los dólares en el colchón, alquiló y siguió su vida.  Diez años más tarde, en medio de la hiperinflación, percibió que ese dinero le servía para comprar cinco departamentos por 20 mil dólares cada uno. Matías tenía 40 años. Compró los cinco. Llegó la convertibilidad y vió que sus departamentos volvían a valer 100 mil dólares cada uno. A los 50 años, su capital aumentó a 500 mil dólares en total.  Con su memoria fresca en el gran negocio que había hecho, decidió venderlos. Y guardó el dinero otra vez en el colchón. Llegó la crisis del 2001. En el 2002, con los 500 mil dólares compró ¡25! departamentos similares al que tenía en 1979. Hoy, a los 60 y pico, Matías tiene un capital de 2.500.000 dólares. ¿Debería vender sus departamentos?. Matías ya es rico. Su riqueza no es el fruto...