Ir al contenido principal

Samir tiene razón.

“Probablemente si la comisaría hubiese existido en 2005 no hubiese pasado”, dijo Samir Mihi, Presidente de la Asociación Au-delá des Mots, París, Francia.
Ziad Benna (17) y Bouna Traoré (15) murieron en Clichy-sous-Bois, electrocutados al esconderse en una subestación mientras estaban siendo perseguidos por la polícia.
“Si los policías y los jóvenes se hubieran conocido, los chicos no hubieran huído ni los agentes se hubieran molestado en perseguirlos”, concluyó Samir.

Tiene razón. Cuando los vecinos comparten el espacio público, cuando los niños juegan en las plazas y van caminando al colegio, cuando la hipertrofia administrativa y burocrática no impide que los ciudadanos se reconozcan como seres humanos, cuando las tareas públicas tienen un responsable con un nombre, una cara, una voz y una mirada, la seguridad mejora.

Buenos Aires es inmensa, viven tres millones de personas y la impersonalidad es la regla.

¿Quién conoce al policía de la esquina, al médico del hospital, o al supervisor del distrito escolar? ¿Quién autoriza la construcción de edificios?.

Nadie. La mejor forma de no rendir cuentas.

Establecidas por la Constitución de la Ciudad en 1996, reglamentadas por ley en 2005, la Comunas deberían haber sido implementadas antes del 31 de mayo de 2007.

Al actual Jefe de Gobierno no le interesan. Ha dicho que los miembros de Juntas Comunales no debían cobrar sueldo. Para qué pagarles, no servirán para nada. El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad lo tuvo que citar para que explique porqué no cumple con la Constitución.

Sin embargo, rediseñar las áreas de influencia de los sistemas de salud, de educación y de seguridad, tomando cada territorio comunal como base y transferir la mayor cantidad de poder del gobierno central a los vecinos es la mejor política pública para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Aquí, en Buenos Aires. Y en París también.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La pista de lanzamiento de la montaña rusa neo fascista.

  El 6 de diciembre de 2023 escribí en este blog que el entonces futuro gobierno de Milei era una montaña rusa cuya primer bajada duraría 6 meses, que se cumplieron ayer. Textual: "La inflación se duplicará y en unos meses (2/3) volveremos a la situación inicial de precios relativos con una inflación que probablemente sea de entre 25 y 30 puntos mensuales.“ Eso fue lo que pasó. “Las dos políticas antiinflacionarias mencionadas hasta ahora, son la no emisión y el recorte del gasto público. Sin emitir, es posible que en 2 o 3 meses la cantidad de dinero se divida por dos en términos reales.  O sea, sacaste del mercado la mitad de los pesos. No tengo para mí ningún ajuste monetario tan drástico. Por lo tanto cualquier vaticinio respecto de cómo afectará al nivel de actividad me excede, aunque por sentido común me atrevo a decir que NO será pequeño. Y ahí empieza la política de descenso de la inflación. Por menor actividad. Hace falta mucha recesión o  un período muy largo de...

High School Musical

En Constitución, el barrio en que crecí y fui a la escuela primaria, el colegio privado era el lugar donde los vecinos pagaban para que sus hijos terminaran su educación. Alguien organizaba un comercio que vendía un título, que se pagaba en cuotas. Los alumnos aprendían algo. Los otros chicos íbamos a escuelas parroquiales o del estado. Mi mundo se agrandó mucho en la escuela secundaria . Tomé nota de proyectos educativos modernos, surgidos  como respuesta a la rigidez del sistema estatal, que brindaban una formación menos autoritaria.  En los 90, la educación privada ganó terreno en la mente de los ciudadanos.  El virus del éxito rápido y fácil produjo una pandemia. Los guardapolvos blancos eran el estado, la burocracia, falta de infraestructura, maestras sin vocación que paraban, científicos que tenían que ir a lavar los platos, violencia. El virus producía una fiebre irrefrenable de consumo del primer mundo. A uto importado, casa para la revista Caras, bilingüismo d...

La singular historia de un joven que tenía 20 años en los 70.

Matías Fernandez vivía en Buenos Aires. En 1980 Tenía 30 años y un departamento de 2 ambientes en Barrio Norte de su propiedad. Su único capital. En ese momento lo vendió en cien mil dólares. Guardó los dólares en el colchón, alquiló y siguió su vida.  Diez años más tarde, en medio de la hiperinflación, percibió que ese dinero le servía para comprar cinco departamentos por 20 mil dólares cada uno. Matías tenía 40 años. Compró los cinco. Llegó la convertibilidad y vió que sus departamentos volvían a valer 100 mil dólares cada uno. A los 50 años, su capital aumentó a 500 mil dólares en total.  Con su memoria fresca en el gran negocio que había hecho, decidió venderlos. Y guardó el dinero otra vez en el colchón. Llegó la crisis del 2001. En el 2002, con los 500 mil dólares compró ¡25! departamentos similares al que tenía en 1979. Hoy, a los 60 y pico, Matías tiene un capital de 2.500.000 dólares. ¿Debería vender sus departamentos?. Matías ya es rico. Su riqueza no es el fruto...