En un mundial de fútbol, todos los equipos conocen fixture que tendrán que transitar para llegar a la final. Saben que cada partido dura 90 minutos, que gana el que marca más goles, que si se empata hay alargue y, si nadie saca ventajas, los penales definen.
Saben que sólo el arquero usa las manos dentro del área, que las faltas leves dan lugar a un tiro libre, y que las más graves se sancionan con tarjeta amarilla o roja.
Las reglas que regulan la competencia son claras, inamovibles y ningún equipo las cambia sobre la marcha para obtener una ventaja.
En una democracia consolidada, la competencia electoral debería funcionar de modo muy parecido. Con tiempos, recursos, equipos, referí, sanciones y formas de ganar.
La democracia de la Ciudad de Buenos Aires, no tiene reglas claras que regulen la competencia electoral.
Reina la más absoluta incertidumbre.
Esta última ley –23.298- fue modificada por la ley 25.611 que incorpora las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, que aún no fue promulgada por el Gobierno Nacional.
Tensionado en medio de una competencia interna que nunca se saldó en una elección democrática, el dueño de la marca PRO, Mauricio Macri dijo que los candidatos porteños se fijarán a “último momento”.
¿Cuál es el último momento?
El que más convenga a sus intereses.
La democracia no es un bien privado.
Es una forma de vida que incluye un sistema electoral claro y transparente para todos los ciudadanos.
Está claro que será el que más le convenga a la que más poder tiene. Pero, nobleza obliga, desde la autonomización de la Ciudad ninguna fuerza fue capaz de darnos, a los ciudadanos porteños, un código electoral propio. En lo que a mi respecta, trabajé en al menos tres versiones que tuvieron tratamiento en comisión pero nunca llegaron a recinto.Con el clima político de este año no veo manera que suceda algo distinto, por lo que se aplicará el código nacional, aunque, en este caso, creo que supletoriamente se aplicaría el anterior, por lo que no habría necesidad de hacer las internas obligatorias a cargos locales. De cualquier modo, es una gran deuda de la democracia de la Ciudad, cómo tantas otras.
ResponderEliminarGabriel, coincido con tu visión. Si tuvieras alguna de las versiones con las que trabajaste a mano, por favor mandamela.
ResponderEliminarEntiendo que TSJ de la Ciudad deberá dar certeza de qué regla se aplicaría, he escuchado opiniones en uno y otro sentido.
Un abrazo,
Gonzalo