Dijo el Ministro de Planificación de la Nación:
“Esta es una nueva etapa de personalización de subsidios en el marco de la equidad social. Nadie puede recibir un subsidio que no necesita y todos estos fondos van a ser recuperados y reinvertidos en infraestructura. Calculo que en unos tres o cuatro meses tendremos un panorama más completo de la situación.”
Se reconoce lo evidente: un ciudadano que vive en Recoleta paga casi tres veces menos por el gas que un ciudadano que compra una garrafa para calentar el agua en el conurbano bonaerense.
Bienvenida la justicia.
Sin embargo, oposición y oficialismo debaten la política energética (subsidios incluídos) desde el pasado. Carbón, gas, petróleo, centrales nucleares.
Mirando a los próximos 50 años, es imposible soslayar del debate la puesta en marcha de una red energética inteligente, base necesaria para transformar un modelo de producción de energía antiguo, en uno nuevo, donde todo consumidor sea también productor (mediante la extensión de energías renovables en los hogares) y sólo recurra a la red cuando tenga déficit, ofreciendo también sus excedentes en los momentos en que, a lo largo del día, no los consuma.
Se trata de reemplazar un sistema que funciona en un único sentido (de proveedores a consumidores) a un modelo donde cada nodo es emisor y receptor, productor y consumidor.
En cierto sentido, supone para el sistema energético un salto similar al que supuso la aparición de Internet en la comunicación, del broadcasting al diálogo entre todos los usuarios.
Pero no. De eso no se habla.
Sin ideas, el sistema político piensa a nuestro país desde el pasado.
Tampoco se habla de educación para el uso de recursos energéticos. Nadie habla de consumo sustentable. Ni de responsabilidad del consumidor, usuario o cliente, como gustes llamar. No se habla. No se piensa. Muy buen post.
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