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La sangrienta guerra de las criptomonedas

Una mercancía es un objeto que satisface alguna necesidad. Según Adam Smith su valor está dado por la cantidad trabajo humano involucrado en su producción. Ese  valor-tabajo se expresa luego en un precio de un mercado.
Marx sostiene que el origen del dinero se produce cuando una mercancía se separa del resto y se convierte en la facilitadora del intercambio entre bienes. A partir de ese momento, esa mercancía se transforma en moneda, prescindiendo su valor intrínseco.  Convertida en fetiche, comienza a regir las relaciones entre los humanos -incluyendo el intercambio de bienes- se le adora, rinde culto.  Se le atribuyen poderes casi sobrenaturales (dotar de felicidad a sus poseedores, por ejemplo). Con el fetichismo de la mercancía, los seres humanos han dejado de ser quienes son, para transformarse en lo que poseen.
Para convertirse en dinero, una mercancía debe cumplir con determinadas funciones, entre ellas
-Medio de cambio
-Unidad de cuenta
-Depósito de valor
Como medio de cambio, debe ser aceptado por todos quienes deciden acudir a un mercado a comprar o vender, debe ser transportado con facilidad, divisible, inalterable en el tiempo e infalsificable.
Como unidad de cuenta, provee un precio.
Como depósito de valor, debe garantizar estabilidad, debe permitir el ahorro en el tiempo.

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Las criptomonedas -Bitcoin, Ethereum, Nicehasch, Expanse, Pirl, Zcash, y cada nueva que se lanza cada día- luchan de un modo darwiniano por convertirse en dinero. Son experimentos de monedas compitiendo por un eventual reinado del planeta. Se estima que hoy hay 1.600 criptomonedas en circulación.
Compiten en los tres campos de batalla, como medio de pago, como unidad de cuenta y como depósito de valor.
Hace unos años Bitcoin fue utilizado masivamente en un mercado virtual, SilkRoad, fundado en 2011. Silk Road era el Mercado Libre de la Dark Web, es decir de la parte de Internet que no es visible, la que no está indexada en Google. En Silkroad (ruta de la seda) los oferentes exponían productos fuera de la ley, principalmente drogas. Como en Mercado Libre, los vendedores y compradores creaban su reputación con cada transacción. Construian confianza entre la comunidad. El 99% de las operaciones fue calificada positivamente por los usuarios. El propietario del sitio cobraba una suma a los vendedores y dejaba participar gratuitamente a los compradores. El medio de cambio del mercado (la moneda) era el Bitcoin. Era aceptado por todos, fácilmente transportable y difícilmente falsificable (por la tecnología blockchain). Ofrece además una unidad de cuenta simple.
En 2013, Silkroad fue cerrado por el FBI y su creador y administrador, Ross Ulbricht fue encarcelado en 2015.
El gran ganador de la experiencia Silkroad era Bitcoin.  Había demostrado que servía como moneda. Sin embargo, cinco años después, está perdiendo su posición. En aquel momento, prácticamente todas las operaciones en criptomondedas eran en Bitcoin. A principios de 2018, sólo el 40%.
La dinámica de la aparición de nuevas criptomonedas, puede incluso sugerir que habrá monedas segmentadas por mercado (cada una tendrá su Ruta de Seda). Ethereum parece concentrada en un mercado de contratos inteligentes, Moreno (otra cripto) en el mercado de operaciones secretas, otras en transferencia de remesas de emigrantes a sus países de origen. Kodak, la antigua empresa de cámaras fotográficas, ha anunciado el lanzamiento de su propia criptomoneda para que sus fotógrafos operen con ese dinero.
El principal problema que enfrentan todas las criptomonedas hoy es que no pueden garantizar la estabilidad de su valor en el tiempo. El precio de bitcoin flutúa con voracidad y no tiene un mercado único de cotización. En las últimas 52 semanas su valor fluctuó entre 800 y 19.000 dólares por Bitcoin, siendo la cotización al momento de escribir estas líneas unos 11.600 dólares, luego de fluctuar 30% en dos días. Algunos gurúes de la tecnología dicen que llegará a un precio de 500.000 en unos años, otros tahúres, a 50.000, mientras que otros dicen que no vadrá nada, que es una burbuja infame. ¿Quién en su sano jucio pondría sus ahorros en un activo que se mueve así?
En una reciente entrevista a Forbes, Wenceslao Casares, fundador de XAPO afirma con mucho criterio: “Puedo imaginarme un mundo en el que el Bitcoin se convierte en un estándar global de valor”.
Guy Debord argumenta en La Sociedad del Espectáculo (1965) que la historia de la vida social se pude entender como la declinación del ser en tener y del tener en simplemente parecer.
Cita Debord a Feuerbach “Y sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es sagrado para él no es sino la ilusión, pero lo profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión, es también para él el colmo de lo sagrado” (La escencia del Cristianismo).
Dogecoin es una criptomoneda lanzada como parodia del Bitcoin en 2013 usando un meme de un perro muy popular en Japón. Dogcoin nunca fue utilizado como medio de pago, unidad de cuenta o reserva de valor. Sin embargo, su precio creció de un modo imparable. Los Dogcoins en circulación tienen un valor de dos mil millones de dólares.
Las criptomendas y todo el show montado a su alrededor confirman, quizás, el diagnóstico de Debord.
Hoy parece mas importante mostrarse activo con las criptomonedas y el blockchain que preocupado por ser rico. Parecer importa mas que tener.
La imagen de un emprendedor entusiasta activo otorga mas prestigio en las redes -y por lo tanto en la opinión pública- que analizar la realidad desde un punto de vista colmado de espíritu crítico.
También con mucho criterio Wenceslao Casares sostiene en Forbes que las criptomonedas son un experimento y que nadie puede saber cuáles serán los resultados, que cualquier predicción no es mas que una especulación.
La sangre derramada en esta guerra es, cada día, el dinero de los inversores.

Este artículo fue publicado originalmente en el portal Nuevos Papeles.

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