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Ese rezo laico, una oración patriótica.

Es 30 de octubre. Mañana, hace 27 años, los radicales festejamos el triunfo con el afiche más lindo que vi en mi vida.

Si cuando murió Alfonsín sentí que se había muerto mi otro papá, con Kirchner siento que se murió un primo políticamente incorrecto que con su incorrección desacartonó la democracia, corrió los límites del pensamiento incumbente.

Yo Voté por Nestor Kirchner en 2003.
Quería que Roberto Lavagna siguiera siendo ministro. Nuestra economía estaba avanzando mucho. No había que cambiar.
Fue la única vez en toda mi vida que no voté siguiendo la estrategia de la UCR.
No me arrepiento, sigo pensando que era lo mejor para Argentina.

Recordaré los trajes cruzados de Kirchner, su mocasines, su cinturón colgando. La desprolijidad cotidiana de un ciudadano común que no cambia cuando llega al poder.
Siempre agradeceré la extraordinaria reconstrucción del poder del estado que llevó a cabo, la reapertura de los Juicios por la violación de los DDHH, la Corte Suprema, la voz que le dió a quienes no tenían voz.

El jueves fui a la plaza. Aunque hubiera preferido tener que ir al Congreso.
Vi a muchos compañeros y, sin serlo, me emocioné.

Confieso que no me gusta que se elogie que ha muerto por ser militante.
No quiero morir por mis ideas ni exigirle a nadie que entregue la vida por ninguna causa. Quiero que todos podamos disfrutar de la vida.
Y en todo caso, si alguna razón justifica la muerte propia que sea el derecho de los otros a expresar libremente sus ideas.

Por el bien de nuestra sociedad  deseo que la segunda muerte de un Presidente de la Democracia, también lo convierta en patrimonio de todos los argentinos.




Comentarios

  1. Creo que los presidentes son recordados gracias a sus iniciativas y de esa manera se convierten en patrimonio de todos, aún de aquellos que lo ignoran.
    El juicio a las juntas fue un hecho mayor, que mejoró el país. El aguinaldo y las vacaciones pagas también. Son iniciativas de las que gozan aún aquellos que denostan a Perón o Alfonsín.

    Varias iniciativas apoyadas por Kirchner se inscriben dentro del mismo paradigma, mejoran la vida de muchos, incluyendo aquellos que lo critican.

    No es un mal legado.

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  2. Su rezo laico sigue erizando la piel. El afiche menos, solo por efecto de la memoria.
    Pero es claramente el tipo de lider que cuando se enfrenta a quienes tiene que enfrentarse es la mejor opcion. Dice que no derrota a nadie, pero sabiendo que derrota a varios. Recita el preambulo, un aparente acto de sumision a las normas, pero luego es capaz de encontrarle la vuelta a la ley de autoamnistia y del derecho individual a ser juzgado por la ley mas benigna. Es capaz de respetar los poderes pero apretar a la justicia militar y luego armar el juicio por justicia civil. Es capaz de respetar el buen nombre de las personas pero armar el Nunca Mas donde da ciudadanos narran barbaridas infames, no probadas en corte y sin derecho a defensa, sobre otros ciudadanos argentinos.

    En algun momento, por prudente realismo o por error de diagnostico -nunca lo sabremos-, Alfonsin dejo de empujar el limite de lo posibles. Sus acciones dejaron de darme una sensacion de ¨se paso! Como se animo? O No sera demasiado?¨ para dejarme respuesta defensivas, ¨Bueh, no se podia otra cosa¨ o ¨No habra reculado!¨.

    Al gladiador respetuoso infinito respeto, al lider ideal. Al respetuoso a secas, un simple saludo cordial, de buen vecino.

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  3. Acabo de volver a escuchar el rezo laico. Me sigue emocionando, como la primera vez que lo escuché.

    Volviendo sobre el paralelismo entre ese otro papá y tu primo políticamente incorrecto, creo que el Alfonsín del juicio a las juntas, sin duda el mejor Alfonsín, no pasaría el filtro que hoy aplicamos a cada acción del gobierno.

    En ese momento fue un político crispado, partidario del paradigma amigo-enemigo. Se llevó puesta la ley de autoamnistía de la dictadura (esa que varios juristas decían que era la norma más benigna, que derogarla era una mala señal…), definió como asesinos a personas aún no juzgadas, es decir inocentes y denunció un pacto militar-sindical sin prueba alguna. Si nos detuviéramos en las formas como solemos hacerlo con cada acto de gobierno kirchnerista, Alfonsín sería indefendible, mientras que Luder sería el hombre del consenso, de la mesura, de las formas. Quién sostenía que la autoamnistía era inderogable y que convenía unir y no dividir, olvidar viejos desencuentros y mirar hacia adelante.

    Por suerte en aquel momento preferimos las crispaciones y las operaciones, en el fondo irrelevantes, en pos de lograr el hecho fundante de los juicios.

    Saludos,
    r.

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